El día que yo me muera el tiempo que me tocó
se quedará vigilando que nadie robe mi voz
nadie puede usar lo ajeno sin el permiso de Dios,
la mente pone la idea pero manda el corazón.
Todo el que ocupa un espacio en él se perpetuará,
ni el recuerdo ni el olvido podrá ocupar su lugar.
Tal vez caiga en un abismo inmenso de soledad
pero no hay pena que dure más de lo que ha de durar.
En tiempo de soledad es cuando el alma no da más
el paso más chiquitito puede ayudar a empujar
solo el viento empuja al viento
y cualquier rumbo es igual
hay quien lo vive imitando,
pero hay quien sabe ande va...
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